jueves, 1 de diciembre de 2011

Desgárrate.

El tiempo se agota y tu reloj de arena va cayendo. No tienes tiempo para hacer todo aquello que deseaste. Malgastaste demasiado en hacer lo que no te convenía. Ahora no hay vuelta atrás y estás totalmente acabado. Todo empieza a chocar, está lloviendo allí afuera y hay un silencio perpetuo. Intenta correr, pero las piernas te pesarán. Intenta gritar, pero tu voz te fallará. Todo empieza a pesarte, todo tu cuerpo se va durmiendo. Te pesan los párpados, la muerte te acecha. Un frío viene desde lo más profundo de la niebla de las colinas. No puedes ver nada en absoluto y tus ojos se cansan. Solías ser aquel que corría entre tantos para escapar de tu destino. Mírate ahora, ya no puedes correr más, las fuerzas te fallan y decaes minuto a minuto. No tienes aliento y te desgarra la vida. Tu corazón bombea los últimos litros de sangre. Intenta huir de ella, tú y yo sabemos que no lo conseguirás. Lo haces en vano y podías reservar estos últimos momentos para terminar aquello que empezaste en su día. Todo se intenta tornar del negro azabache. Deja de escapar, está detrás tuya. Mirándote con ojos inyectados en sangre. Naces solo, vives solo y mueres en compañía de la parca. Cierra tus ojos y despierta de esta pesadilla. Un alarido te despertará, desgárrate la garganta para salir de ese infierno y consigue salvarte.

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