domingo, 29 de septiembre de 2013

Esa voz.

¿Alguna vez has tenido esa pequeña voz en tú cabeza que te dice que no eres lo suficiente bueno? Esa voz que te atormenta día a día y que te hace dudar de ti mismo. Esa voz que saca a la superficie todos tus temores, todos tus errores y te recuerda que no eres nadie. Esa pequeña voz que empieza con un pequeño silbido pero que poco a poco, mientras que no puedes haces nada, se va adueñando de tú mente hasta el punto en el que la oyes por encima de tus pensamientos. Esa voz que te hace sentir la persona más miserable e inútil. ¿Alguna vez esa voz te ha hecho odiarte? Hay momentos en los que te derrumbas por puto abtimiento, esos momentos en los que te tumbas en el suelo porque ya no puedes más y simplemente lloras. Lloras y lloras hasta que te cansas y esa maldita aparece de nuevo y hace de las suyas. Te dice que llorar es otro signo más de lo débil que eres y te cuenta que has perdido otra batalla contra ella. Te susurra al oído que aunque desaparecieras, nadie te echaría de menos. Es más, te hace creer que ellos estarían más felices si ya no estuvieras en el mundo vagando. Porque no vales nada. No hay forma de vencerla hasta que no te venzas a ti mismo. Porque esa voz, eres tú.

sábado, 14 de septiembre de 2013

The Doctor.

He vivido demasiado,
he visto alguna cosa.
Atendí al nacimiento
del inmenso universo.
Pude ver como el tiempo,
tras momento a momento,
lo exterminaba todo.
He dejado ir tanto que
no podrías entenderlo.
Sé demasiados secretos,
que no deben ser contados.
¡Así que ven y tómalos!
Arrebátamelos todos,
y ve derecho al infierno.

jueves, 8 de agosto de 2013

Culpabilidad.

Ella es la que tiene la culpa de todo, ella es la causante de mi desgracia. Por ella estoy así y por ella no conseguiré levantar cabeza. Le di todo, todo lo que tenía. La ayudé, la comprendí y, ¿para qué? Para terminar como un pañuelo usado en la papelera. A ella no le importé, no le importaba nada de lo que me pasara. Ella sólo quería a alguien para que la escuchara, alguien en quien apoyarse. ¿Y qué me queda a mí? Nada, absolutamente nada, aparte del dolor y un puñado de pensamientos que me producen pesadillas cada noche. ¿Esto es lo que quiero para el resto de mí vida? Seguramente no, pero no hay nada que pueda hacer. Sólo decir que seguramente me lo merezca. ¿Por qué no? Di todo mi corta vida a ayudar a los que pude y al final no merezco vivir. Nunca creí que diría esto pero, estoy acabada. Todo ha acabado para mí, los sueños, las ilusiones, la vida que siempre quise. Todo se ha ido, se ha esfumado. ¿Pero sabes qué? No, ella no tiene la culpa. La culpa la tengo yo, siempre la tengo yo. Basta de culpar a los demás de mi inutilidad, ¿verdad? Porque eso es lo que hacen los débiles, quitarse el marrón de encima y pasárselo a los que le han hecho daño. Pero no, hoy no. Hoy es el día en el que pago mis pecados, hoy es el día en que me encuentro con la oscuridad y me enfrento a ella. Hoy es el día en el que me voy al infierno.

lunes, 1 de julio de 2013

Traición.

Estaba corriendo, sólo corriendo a través de aquellos largos pasillos del palacio. Corriendo lo más rápido que podía, lo más rápido que mis piernas podían aguantar. Paré. Nada tenía sentido en aquel momento, unas pequeñas gotas de sangre empezaron a caer sobre aquel suelo de marfil. Me llevé la mano derecha a uno de mis costados, me dolía. La sangre empezó a gotear con más fuerzas y yo empecé a ver todo borroso. Todo se tornó oscuro. Me caí. Noté como el frío del suelo iba apoderándose de todo mi cuerpo. En un momento de lucidez, conseguí levantar la cabeza, no sin grandes dificultades y allí estabas tú. De pie e impasible. Con aquella mirada sin expresión, con aquellos ojos azules mirándome a lo lejos. Entonces lo comprendí todo.
-¡¿Por qué?!- Le grité.
No hubo respuesta.
-¡¿Por qué lo has hecho?!- Volví a gritar.
No hubo respuesta.
Había insistido en vano. Tus ojos seguían estando clavados sobre los míos, ojos sin alma. No lo aguanté más, las lágrimas comenzarón a caer sobre mi rostro. Estaba enfadada y ya no podía hacer nada por salvar mi vida, todo había acabado. Mi cabeza cayó y los latidos de mi corazón fueron atenuándose hasta que dejaron de sonar. Lo último que pude llegar a decir fue un leve ''te quiero'', que en apenas un segundo desapareció en el olvido para siempre.

sábado, 15 de junio de 2013

Crónicas de la muerte.

En medio de la noche, cuando los cuervos claman a la muerte, ella dejó de respirar. Todo rastro de vida que todavía quedaba en ella se esfumó para siempre. No más sonrisas, no más lágrimas, no más nada. Todo había acabado, las esperanzas puestas en su futuro se apagaron con el soplido de la oscuridad. No más alegría y no más sufrimiento, se acabaron las noches en vela pensando en que el mundo estaba mejor sin ella. Cayó, una nueva víctima. Eso es lo que consiguen, eso no el lo que se merecen. La vida arrebatada de un alma en pena inocente cae sobre los hombros de algún culpable. El remordimiento al saber, que por su culpa, alguien más se ha largado por su estúpida avaricia. ¿Lo viste? Aquellos ojos sin expresión alguna que te miraran a lo lejos como si no tuvieras la culpa de nada. Aquellos ojos se han apagado por completo, la luz que había detrás ya no está. Se la han llevado a rastras al infierno por culpa de una absurda apuesta. Uno de vosotros debía perder y el destino ha querido que fuera ella. ''La más débil'', pensarás. Pero en el fondo de tú ser, cada día, sabrás que tú la mataste. Toda pesadilla durante la noche que te haga despertar sudoroso te hará recordarlo cada día más. Hasta el punto en el que no puedas más y desaparezcas en la oscuridad como ella.

martes, 9 de abril de 2013

Abatimiento.



-¿Por qué eres así?- Me preguntó.
-¿Quieres saber por qué? ¿Quieres saber cuál es la maldita razón?- Le contesté fríamente.
-Sí… Quiero saber porque has cambiado, quiero saber que te ha pasado para que hayas tirado todo por la borda. Quiero saber porque ya no eres la de antes. Quiero saber porque tus ojos ya no brillan como lo hacían antes.
-No creo que pudieras entenderlo. Eres como los demás, preguntas sólo por preguntar. Ni siquiera te importa.
-No, eso no es así. Tú… Tú me importas, de verdad.
-¿Debo de creerme esa patraña? ¿Crees que no he caído antes en esa mentira?
-Por favor…
-De una vez, para. No quiero hablar de ello.
-Quiero comprenderlo.- Empecé a ceder.
-¿Me prometes que no se lo dirás a nadie?
-Te lo prometo.
-En primer lugar quiero que entiendas que esta vida es demasiado corta para tanto dolor. Sentimos tanta angustia y agonía que cuando nos sentimos felices parece un castigo. El desconsuelo cada vez que algo sale mal, el suplicio al saber que no eres lo suficientemente buena para nadie.
A pesar de todos mis esfuerzos, a nadie parece importarle. Hacen oídos sordos a la verdad evidente. Se tapan los ojos con la venda de la mentira. ¿Acaso entiendes la tortura interna a la que me someto diariamente? Esa inquietud que me causo por intentar ser alguien que no quiero ser. El calvario que me ata a esta perra vida es de lo que me quiero deshacer de una vez por todas. Quiero largarme de aquí. Irme lejos, muy lejos. A algún lugar al que ni siquiera yo puedo llegar. A aquel lugar donde nadie quiere poner un pie por miedo a no poder regresar. Quiero dejar de sentir lástima por mí misma. Quiero que, por una vez en la vida, lo que hago me transmita algo de orgullo.
Dejar que la gente eligiera por mí, fue mi gran error que ya no puedo remediar. Siento ansiedad e incertidumbre. Una aflicción que me recorre todo el cuerpo y que no quiere salir de mis entrañas. Que quiere seguir atormentándome en mis sueños. Después de todo esto, lo único que necesito es librarme de esta pesadilla para siempre. Ansío poder algún día ser libre y librarme de estas cadenas que me retienen en este purgatorio.
Desde un tiempo hasta aquí pensé, que si dejaba de pensar dejaría de existir. Pero no fue así. Al principio parecía que funcionaba, mi cuerpo y mi alma reaccionaron bien. Pero de pronto, todo cambió. Empecé a sentirme peor. Comencé a sentirme vacía, notaba que ya nada tenía sentido. El abatimiento pudo conmigo, no fui lo suficientemente fuerte como para aguantar toda aquella presión que me oprimía.
Una amargura empezó a florecer y dejé de ser la de siempre. Ya no sonreía por placer, no me sentía con ganas de hacerlo. Sonreía falsamente para que la gente no me molestara. Lo hice para que dejaran de preguntarme si estaba bien. Yo sabía que sólo preguntaban por cortesía, sólo querían quedar de buenas personas.
He perdido toda la esperanza, ya no quiero seguir con esta absurda mentira. Quizás el brillo que había en mis ojos ha desaparecido, pero en el fondo sigo siendo aquella niña sonriente a quien todos parecían querer. Quizás ese fue el gran problema, era tan inocente en aquella época que no fui capaz de percibir los nubarrones que empezaron a formarse sobre mí. Era tan feliz… Y ahora, todo rastro de aquello ha dejado paso a la profunda desolación.

Ahogarse.

Te llevas las manos hacia el pecho, sintiendo un profundo pinchazo sobre él. Caes al suelo casi sin poder respirar, jadeante. El aire no llega a tus pulmones, sientes que todo tú cuerpo a dejado de reaccionar ante cual quienr impulso externo o interno. Tú corazón empieza a latir con menos frecuencia a cada minuto que pasa. Te sientes mal, cansada, sin ganas de vivir. Te tumbas en el suelo agarrándote el estómago, te arde y sientes como si te estuvieran arrancando la piel. Tienes ganas de vomitar pero no sale, sigue dentro y lo único que deseas es echarlo todo hacia fuera. Te tapas la boca para evitar que todos escuchen tú grito de angustia. Tus párpados caen, todo se torna negro, ya nada  tiene sentido. El frío se apodera de ti. Tus dedos empiezan a entumecerse y ya no puedes ni moverlos. Se vuelven morados y la circulación a cesado. Tu cuerpo se paraliza, ya ha llegado la hora de irse. La gente pasa a tú alrededor sin ni siquiera mirarte a la cara. A ellos no les importa nada de lo que te ocurra, ellos no sienten ni padecen. Intentas gritar más alto para que te oigan pero siguen haciendo oídos sordos. Las personas no quieren verlo, lo rehúyen y no quieren ni oír hablar de ello. De repente, todo cesa. Los ruidos que te atormentan desaparecen. Te levantas y sigues andando tranquilamente como si nada de esto hubiera pasado. La depresión es como ahogarte, sólo que los demás no lo hacen.

viernes, 29 de marzo de 2013

Seguir existiendo.

Él conoce el rojo de la rabia y el azul de la desesperación, pero sus ojos nunca van a cambiar la pureza del blanco. ¿Qué harías tú si tuvieras que soportar su mismo destino? Si tú supieras el dolor y el sufrimiento que debe soportar día a día. Si tan sólo conocieras una milésima parte de todo lo que pasa dentro de él... Quizás entenderías porque su comportamiento hacia ti es de esa manera. Por fin empezarías a darte cuenta de lo que pasa a tú alrededor, dejarías de intentar ser siempre la pobre víctima y actuarías como deberías. Al contrario que tú, él debe llevar sobre sus hombros el peso de la injusticia provocada por todos ellos. Tú no debes cargar con una maldición el resto de tú vida. La soledad que le marca desde hace años es tan grande que ya ni siquiera puede superarla. Está tan dentro de él que hasta se alimenta de su ser. Le arranca de sus entrañas las esperanzas y devorando todo a su paso, le deja casi sin fuerzas para querer seguir existiendo.

martes, 26 de marzo de 2013

Necios.

Olvídame, estoy esperando la llamada de la muerte. Horas, días, meses, años, toda una vida esperando para que con un simple beso, se lleve mi vida. Entrar en una profunda desesperación por vivir como lo estoy haciendo. Tener esa ansiedad que me dan día a día. No querer ni levantarme de la cama porque, ¿por quién estoy existiendo? Mejor, ¿para qué? Pienso demasiado y nada empieza a tener sentido. Desde un tiempo hasta ahora nada lo ha tenido y no quería que empezara a tenerlo ahora. Siempre han jugado conmigo, ¿por qué ahora iba a ser diferente? No quiero quedarme con los pies en la tierra, quiero irme lejos, muy lejos de aquí. Quiero que mi corazón deje de bombear y quiero que la sangre deje de fluir por mis venas. Quiero por una vez dejar de respirar, quiero ver como mis pulmones rechazan el oxígeno que respiro. Quiero que todo se paralice, no sólo por un momento, quiero que se paralicen para siempre. Quiero dejar de existir, convertirme en polvo y dejar de hacer como que le importo a la gente. Me intenté mantener lo más arriba que pude pero algo me agarró y me tiró de nuevo al fondo del agujero. Me hundió un poco más cada vez hasta que ya ni siquiera puedo salir de él. ¿Hay algo que se pueda hacer? Nadie quiere probarlo, en sí, se está demasiado bien allí abajo. Medio ida y sólo con la compañía de mis necios pensamientos.

lunes, 11 de marzo de 2013

Old friend..

''Hola viejo amigo:
¿Qué ha pasado? ¿Cómo dos personas que se amaban tanto pueden tirar todo por la borda por simple orgullo? Míranos a los dos, destrozados, sangrando y delirando. Ya no puedo aguantar más, mis fuerzas ya hace tiempo que se fueron. Ya estoy cansada de huir, ya estoy cansada de esconderme. Las lágrimas que siempre guardé dentro de mí ya no pueden quedarse más junto a mí. El dolor que siento no creo ni que pueda describirlo con palabras. Me quemo por dentro, ya no me queda nada. Ni una sola gota para poder levantarme y seguir luchando contra esto. Míranos, uno en cada esquina, casi sin poder movernos. ¿Cómo hemos llegado a esto? Tanto tiempo ha pasado desde la última vez... Tanto tiempo que ya casi no recuerdo como era. Tantos años hemos pasado juntos, tantas palabras que se dejaron sin decir por miedo al rechazo. No puedo más, mi cuerpo no me responde. Ya no quiero levantarme una vez más para terminar lo que empezamos ayer. Horas y horas han pasado y seguimos sin encontrar una solución acertada para esto. Sabíamos desde un principio que uno de los dos moriría hoy aquí, no podíamos impedirlo, no había manera. Los dos queríamos ganar y ya ves, al final uno de los dos ha acabado por vencer al otro. Hemos estado tan ciegos durante la batalla, que ninguno de los dos ha podido ver lo que en verdad sentíamos. La sed de gloria ha acabado por destruirnos desde dentro. Esto es lo que trae consigo la codicia. ¿De qué te sirve? Para perder a alguien tan querido al que protegerías hasta matarlo y dejarlo en la más profunda desolación. Bastas palabras fueron dichas que sin pensar fueron. Tanto nos dijimos en aquella época... Nada de aquello nos ha quedado. ¿Qué te queda después de esto? Espero que nada, lágrimas amargas que brotarán desde lo más profundo de ti al ver lo que acabas de hacer. Ya no queda nada por hacer, todo acaba aquí. Tú lo sabías y yo lo sabía.
Lo siento mucho, pero esta es la última vez. Adiós viejo amigo... Hasta que volvamos a vernos.''
                                                                                                                     -De C. a N.

jueves, 7 de marzo de 2013

Sonrisas y lágrimas.

No creo que deba seguir siendo fuerte. Ya no sonrío ni le digo a todo el mundo que estoy bien. Ya no finjo sonrisas como solía hacer entonces. ¿Significa quizás esto que he madurado? Está muy lejos de ser verdad, sólo significa que ya ni me molesto por nada. Porque si ni siquiera me importa a mí, ¿por qué debería de importarle a los demás? Y lo más importante, ¿por qué debería de importarme lo que los demás digan o piensen de mí? Ya ha pasado mucho tiempo y acabas aprendiendo de los errores por las malas. Eso si no eres yo, caigo cada vez más en la trampa. No tengo carrera en esto de la vida y se aprovechan de ello. Te pasas de buena y esto es lo que consigues. Mentiras, traiciones, malas caras y borderías por parte de todos los que te importan. ¿Quizás me lo merezca por no darme cuenta antes? Tal vez, pero en el fondo nadie se lo merece. Nunca te rías de las desgracias ajenas, no sabes cuando te puede tocar a ti y ahí es cuando te darás cuenta cuan bajo has caído. Que de aquello de lo que te reíste en su día, se ha convertido en tu absurda vida. Todos son risas hasta que te toca a ti. ¿Y sabes que vendrá después de esto? Lágrimas.

domingo, 3 de marzo de 2013

Crónicas de un día después.

+No tenías porque dar explicaciones de nada a nadie y las has dado. Una vez más, te traicionas a ti misma para nada. No sólo te traicionas a ti, con ello, también me traicionas a mí. Las dos somos uno, lo que le pasa a una, le pasa a la otra. ¿Por qué debería importarme algo que a nadie le importa? Y por ese algo me refiero a las dos. Ellos, tú y yo estamos hartos de nosotras, así que no entiendo porque deberíamos seguir llevándolo con nosotras. Tanto tiempo queriendo hacerte la valiente y mírate, destrozada hasta más no poder. No te mereces nada y sin embargo luchas por merecértelo. ¿Creer que así vas a poder llegar a algo? No, no vas a poder. Mírate, tan inútil como siempre. No sirves para nada, nadie te quiere y eso va a seguir siendo así para siempre. Por mucho que intentes cambiarlo, no podrás.
-¿Por qué esto siempre comienza cuando nos sentimos culpables de sentirnos felices?
+Despiertas un día y te sientes bien, pero tras unos segundos te das cuenta de la vida tan amarga que llevas y comienzas a caer hasta llegar a un punto de inflexibilidad en el que no puedes llegar más abajo. Cada día, vas acumulando cosas y más cosas que te hacen sentir mal. Y, ¿qué hacer para remediarlo? Esconderte tras una sonrisa falsa y estúpida para evitar falsas y estúpidas preguntas. Pero claro, siempre hay alguien que preguntas y siempre respondes con el falso y estúpido ''estoy bien''.
-Pero siempre habrá ciertas personas a las que les importemos.
+Quizá puedas contarlas con los dedos de la mano derecha. Nos hemos quedado atrás, llevamos tiempo perdiendo. Sólo somos supervivientes de esta guerra interna.
-Te equivocas. Desde un tiempo hasta aquí pensé que sólo eramos supervivientes. Pero no es así, somos las ganadoras.
+A veces ganar no es nada divertido.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Apremia.

No hay tiempo al final. Ni al principio ni a la mitad. Sólo existe el estrés que tenemos por controlar nuestras vidas con un reloj. ¿Cuánto tiempo acabas esperando a ese momento que nunca llega? No lo esperes más, si sigues así nunca va a llegar. Porque quisieras seguir mirando el reloj cada 5 minutos si sabes que si tú no reaccionas, nada va a pasar. ¿A qué esperas? El tiempo pasa, no hay excepción. Como el humo que se escapa del cigarro o como las olas que rompen poco a poco los acantilados. Por él has nacido, por él estás viviendo, por él morirías y por él estás muriendo. Por él mueres a cada segundo que pasa, te debilitas y te oxidas por dentro. Usa el tiempo que te queda para escapar de ello. Rompe los cristales de la monotonía, destruye el conjunto de sucesos que te hacen sentir lo mismo cada día. Esto ya no es un juego, no creas en nada. Es hora de pagar por todo y cada vez tienes esa hora más cerca. El tiempo está corriendo en tú contra desde que naciste. Creíste poder controlarlo, pero ahora es él quien te controla a ti. Él se acabará sin tiempo, tú acabarás sin tiempo y yo acabaré sin tiempo. Consumiéndonos poco a poco cayendo junto con las arenas en un reloj. Si caes abajo, nunca podrás volver a subir. Pero claro, siempre puedes darle la vuelta.