domingo, 8 de enero de 2017

Pájaro enjaulado.

Canta ya el pájaro encerrado en su jaula. Melodía de libertad se escucha, pues sabe que está atrapado para siempre en una pesadilla de nunca acabar. El tono se siente desesperado, lleno de melancolía y pena. El mayor de sus deseos se le tiene prohibido, las cadenas le mantienen encadenado a un destino inmerecido.
Las alas le caen entumecidas, desteñidas y rotas. Batir nunca pudieron, el honor a su causa quedó abandonado. Las plumas están viejas y descuidadas, el vigor ya hace tiempo se esfumó. Los ojos miran sin expresión, perdieron la brillante esperanza que los definía. Se extinguió juntó con la revelación de la realidad.
Nació lleno de ilusión, la energía de vivir recorrió su cuerpo desde el primer llanto que proclamó al cielo. Trató de luchar contra su condición, mil y una veces, pero siempre fue en vano. Quebró su pico, su ánimo y su ser.
‘’ ¿Por qué es que debemos pagar por los crímenes de otros?’’
Soledad, penuria y tiranía… Consecuencias de una maldición impuesta por arrogancia. Le arranca las entrañas y devora todo a su paso, las fuerzas para seguir se han mermado; ya sólo quedan las cenizas frías. Incluso él mismo se ha abandonado. Sobre sus huesos carga la promesa vacía entonada por sangre ponzoñosa. Palabras fingidas para mantenerlo bajo su mando. Sabe bien aquel demonio que le arrebató la bendición del privilegio.
Acaba ya el pájaro su melodía de libertad abruptamente. Ante la pureza de sus ojos se descubre la mayor de sus sorpresas. Los barrotes de la cárcel han sido abiertos delicadamente. Su cuerpo sigue esclavizado, duda en salir y reclamar su voluntad. Se siente como una trampa.
Como una chispa su esperanza vuelve.
Tantos años encerrado le han nublado la razón. No discierne entre lo verdadero y lo falso. Esa es su perdición, creer que su amo le ha dado liberación cuando sólo lo reclama por su utilidad.
Sus alas batieron por primera y última vez, desplegando toda su sublimidad. El vuelo fue corto, reafirmó su condición. Nada de valor hubo en su causa, la sentencia estaba clara.
No podemos cambiar nuestro destino, por mucho que lo deseemos y lo intentemos. No podemos escapar de aquello que se nos ha sido encomendado. Cuando uno nade siendo un desgraciado, vivirá su vida hasta el final llena de desgracias.
Así es como debe ser, el equilibrio no debe de resquebrajarse.

‘’Dijiste que tu destino no podía ser predicho por nadie, pero estabas totalmente equivocado. Atiende al final de tu camino, necio. El destino es algo que se determina justo en el momento de nuestro nacimiento, y no podemos huir de él. Debemos vivir con esa carga hasta el final de nuestra patética y sin razón vida.
No hubiese sido tan difícil aguantar en silencio, ¿verdad?’’

domingo, 1 de enero de 2017

Experimento.

El minutero se adelantaba en un reloj roto. Las palabras que salían de su boca se sentían vacías y sin vida, nadie parecía creérselas. Intentó chillar, intentó ser escuchado una vez más. Los rostros sin expresión dejaron de mirarle y le dieron la espalda. Se encontraba dentro de un círculo de desesperación, un círculo lleno de vicio del que no podía escapar. Las velas se consumieron del todo, la luz cesó.
‘’Tic, tic, tic…’’
Un sonidito se escuchaba a lo lejos, pero su sentido estaba tan deteriorado que tan sólo lo sintió en el corazón. Había sido un eco gélido, cristalino. Como si alguien quisiese advertirle de la tormenta.
El calor comenzó a invadirlo todo, costaba respirar. Sus pulmones se sentían pesados y se llevó la mano al pecho. La tos salió de su ser, esperando así dar desahogo a la agonía interna. Cayendo de bruces contra el suelo marmóreo nada de dolor resonó.
Los cuerpos a su alrededor se fueron disipando mientras él recomponía su entereza. Con ellos en un punto indeterminado, pensó que quizá podría recuperar su libertad. Se equivocaba. Nada quedaba por hacer. Sin embargo, la ilusión no murió; moró en su esperanza y se fusionó con su determinación. Realmente no sabía cómo pararlo.
‘’Soy digno... ’’
‘’Soy digno de la felicidad que anhelo. ’’
‘’ ¿Realmente merezco pasar por todo este calvario?’’
Mientras su cabeza daba vueltas, se cuestionó las razones de su existencia. Nacido del hielo y la pureza, jamás había podido acariciar el cariño. No tenía padres, simplemente despertó un día mirando directamente al abismo. Desde entonces, unas cadenas se habían adueñado de sus miembros y no le permitían correr.
‘’Dime pues, oh, dime, ¿qué es lo que debo hacer para liberarme?’’
El flujo de su conciencia no paraba en un punto fijo. Parecía que pensaba en mil cosas a la vez, mas no conseguía una respuesta clara para ninguna de sus preguntas. Reflexionaba, reflexionaba; no tenía sentido alguno.
Mientras, el muchacho seguía andando a lo largo. De pronto, la luz volvió. Las velas se encendieron. Soltó un aullido seco, un rostro se encontraba justo delante de sus ojos. Le miraba con recelo y malicia. El núcleo latía cada vez más rápido, el temor le invadió.
‘’He escuchado tus plegarias, dear. Ahora toma tu premio y desaparece. Ya no nos eres útil. ’’