lunes, 24 de diciembre de 2012

Diste por perdido.

Ese olor que te recuerda a la infancia, ese momento en el que empiezas a recordar cosas que creías más que olvidadas. Esa canción que después de tantos años sin escucharla te sigues sabiendo cada pequeño trozo de ella. Cada momento que viviste con ella y todo lo que te puede entrañar. Esas ganas de estar escuchándola una y otra vez. ¿Por qué? Porque te trae recuerdos de una época en la que seguramente eras totalmente feliz cuando la escuchabas y nada podía quitarte esa ilusión. Esa película o serie que te devuelve a tú infancia, que después de todos estos años no habías vuelto a ver y que ahora es en lo único que piensas al llegar a casa. Todo eso y mucha más, todo lo que te hace volver al pasado son las cosas que en verdad merecen la pena. ¿Qué no? Haz la prueba, si empiezas a sentirte mal es mejor que las dejes pasar aunque te cueste años conseguirlo. Qué más da si esa canción o esa serie sea vieja o ya nadie la vea o la escuche, lo importante aquí eres tú, no lo que piensen los demás. No se trata de estar agradando a los demás siempre que tienes oportunidad fastidiándote cada vez más por dentro. Se trata de ti y de lo que sientes al rememorar todo aquello que diste por perdido un día.