lunes, 16 de octubre de 2017

Regocijo.

La tragedia que sólo nosotros conocíamos se ha cristalizado en una gema color púrpura. Las raíces de la semilla que un día planté por fin mecen mi cuerpo, no falta mucho para que los pétalos inunden mi piel. Mis labios desdibujan el terror y el dolor, crean la dicha y la paz. Mi corazón late con calma, la respiración sigue por fin el ritmo de la vida, las lágrimas ya no son amargas. El calor cala en mis huesos, las nubes han despejado un cielo que se alza lleno de futuro.
Yo gano.
Mi felicidad gana.
La energía carga con el fervor de mil tormentas mis agarrotados miembros. El abismo que parecía no acabar nunca se ha resquebrajado, mi valor ha arrojado luz a los pesados muros y me ha dado alas para volar. La libertad del viento inunda y acaricia mi piel, la tiniebla que ahogaba mis noches se ha disipado. Mi razón está clara, la inseguridad se ha rendido, por fin tengo el control de mis sentidos. He perdonado mi pasado y abrazado la incertidumbre de lo que está por venir. No hay más por lo que temer.
Las pesadillas no duran para toda la eternidad.
El Sol se alza cada día.
La lluvia depura todo el calvario.
Respiro. Siento. Sigo viva. El mundo no se ha acabado.
Deja que marque este día con un suave beso en tu mejilla. El mayor error fue no darme cuenta de que no estaba sola. Tus brazos rodean mi pequeño cuerpo, un sinfín de agradables mariposas me recorren. Déjame descansar sobre ti un poco más, colma mi espíritu de belleza. La ternura forma mi núcleo, la canción resuena, la risa se escapa tímida. El tiempo sigue, pero ya no me preocupa.
Ahora lo entiendo, ella estaba equivocada.
Nací para amar, mis sentimientos son más que suficientes. No estoy rota ni necesito que me reparen. No necesito que nadie me salve, yo misma me he alzado. Estoy completa, los cristales nunca antes reflejaron tal certeza. El vacío no define mi emoción, lo que siento es válido y no es mera ilusión. La parálisis se ha curado, mis ojos por fin pueden ver el paraíso que bajo ellos crece.
Placer.
Siento placer.
¿Es así cómo se siente el placer de verdad?
Nací para ser amada, mi naturaleza es bella. Siempre tuve el derecho y jamás debí dejarle engañarme a pensar que no. La culpa ya no me castiga, la desgracia ha caído en el olvido. El espejismo se ha convertido en realidad, no hay nada de malo en soñar. Se quemó la venda que un día cubría mi razón, la desesperación torna en esperanza y el ciclo está lleno de ilusión. La toxicidad se ha purificado, ya no hay sitio para la oscuridad.
Ella ha desaparecido al fin. La voz que martirizaba, la voz que me torturaba, la voz que alimentaba. La voz que era yo misma…
Todo irá bien.
Todo irá a mejor.

 Realmente eres aquello que más deseaba.