martes, 10 de enero de 2012

Nervios.

A 20 horas de que tu perdición definitiva se acerque. Toda tu visión del mundo acaba por cambiar en cinco segundos. Unos nervios afloran de tu columna vertebral y sube hasta arriba. Unos nervios que jamás habías sentido, nervios que se descubren al tener nuevas experiencias que encontrar. Estoy feliz, ¿lo parece? Pues no lo estoy, es un nerviosismo extraño que creía que no lo sentiría jamás. Unos sentimientos que no se como acabarán después del final. Gritos y más gritos salen de detrás del telón, gritos que nadie puede acallar. Respira y deja que todo pase y deja que se vayan para que no vuelvan. Pero claro, no todo dura por siempre y a los cinco minutos vuelven. Como al empezar algo nuevo, no sabes como van a reaccionar a nada de ti. No sabes absolutamente nada de esas nuevas personillas que conocerás en el camino. Encontrar y destruir todo a tu paso, arrolla con todo lo que veas y haz feliz a toda la gente que puedas con tu encanto. Tan cerca pero a la vez tan lejos, un doble fallo que no puede provocarse en un día como ese. Todo está oscuro y de repente un fogonazo de luz se dispone sobre ti. Sólo debes pensar en una cosa para que vaya bien: 'No la fastidies y todo irá de maravilla'.

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