miércoles, 5 de octubre de 2011

Pequeña melodía.

Bolígrafo en mano y un cuaderno de notas en la otra. Comenza un largo trayécto en coche de cinco horas. Los minutos pasan y no encuentra inspiración para nada. No encuentra nada con lo que poder entretenerse y ser feliz. Los minutos se empiezan a pasar mucho más lentos. El reloj parece que no funciona, cada vez más y más lento. Cada vez que mira el reloj piensa en que nada puede ser más aburrido que encontrarse en ese coche con derecho a su pueblo. Su madre la mira por el retrovisos y la ve triste, muy triste. La mira de reojo y saca uno de sus discos favoritos del salpicadero. La música comenza a brotar por los altavoces, nada va mejor que buena música para un trayecto aburrido. La inspiración le llega como agua de mayo y empieza a escribir como una loca unas frases que le vienen a la cabeza. Todo marcha como lo previsto. Ella está contenta y no cabe en sí de gozo. Su banda favorita en el reproductor y no para de escribir y escribir. Tras tres horas después de empezar el trascurro del trayeccto llega la desgracia a la familia. Un coche acelerado se cruza en su destino. Les embiste dejándolos en la cuneta y el causante de todo esto se da a la fuga. La pobre muchacha queda consciente por unos segundos. Y en sus últimos recuerdos se pueden encontrar restos de sus últimos textos y una pequeña melodía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario