martes, 27 de noviembre de 2012

El problema.

¿Dónde irás cuando todo se haya acabado? ¿Dónde irás cuando la ciudad se torne de la sangre de las personas que lucharon por nada? Yo lo sé, te esconderás cual vil cobarde que no sabe ya ni por donde correr. ¿Cuál es el problema? El problema no es ni mio, ni suyo y quizás tampoco ni tuyo. El problemas no es de nadie, el problema nació el solo. Nadie le llamó, nadie le dio vela en este entierro. Las inseguridades y los perjuicios fueron su alimento durante años y años. Tiempo en el cual fue creciendo cada vez más hasta alcanzar límites insospechados. El problema que crece oscuro por el dolor que se sufre, el problemas que se apodera cada vez más de ti. El problema que ya te controla por completo y te hace hacer cosas que jamás pensaste que harías. El problema de esa oscura maldad que ya no se puede matar, el problema que reside dentro de ti y que ya nunca más te dejará ser libre. Y ya, al llegar al final de tú vida, ese problema no muere contigo. No, él es demasiado listo como para dejarse ir. Él vive, él lo dice, él quiere sobrevivir, él DEBE sobrevivir. Siempre tendrá la última palabra. Porque tú no serás el cobarde, lo será el problema.

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