jueves, 7 de julio de 2016

Un fin.

‘’Estoy tan solo sin ti…’’, repito una vez más en mi cabeza a un alma que ni siquiera tengo la certeza de que siga existiendo. Sin obtener respuesta ni sentimiento, abrazo a un cuerpo vacío creado con los recuerdos de mi pasado incierto. Su figura está borrosa, vieja y me da la espalda, probablemente sienta vergüenza por aquello en lo que he acabado por convertirme.
Mis brazos tiemblan, mis lágrimas caen y no puedo contener mucho más el cascarón que sostiene a todos mis pesares recluidos. Ha pasado mucho, mucho tiempo desde la última vez que de mí brotó una sonrisa sincera. Ya ni recuerdo cómo es la felicidad y se siente como si mil agujas ardiendo alcanzaran a cada segundo mi corazón.
No podría describir bien aquello que me atormenta, pues la palabra no puede designar con valor de verdad mi subjetividad. Mi boca está sellada con hilo de orgullo. Me gustaría contarte… Me gustaría poder confiarte cada segundo de las noches que he pasado bajo la oscuridad, lamentándome por lo que he pasado sin anhelarlo. Pero simplemente no puedo, no soy capaz. No quiero cargar a nadie más con el dolor. Esto es algo mío y solamente mío; algo con lo que debo cargar hasta el fin de mis días. Aunque me queme, aunque me ahogue y no me deje descansar, aunque acabe por darme finitud. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario